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En el Día Internacional de los Bosques, efeméride que se celebra cada 21 de marzo, el ingeniero forestal y académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, Dr. Burckhard-Müller Using, nos ha enviado esta carta para compartir sus reflexiones sobre nuestro bosque nativo y los desafíos que enfrenta en el corto y mediano plazo.

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Dr. Burckhard-Müller Using

Profesor de la Facultad de Ciencias Forestales

Universidad de Concepción

“¡Quien no conoce el bosque chileno no conoce este planeta!” Con estas palabras resume Pablo Neruda, oriundo de Temuco, una excursión por la zona silvestre de aquella tierra. Nos cuenta de los olores que sentía durante este paseo, de la suspensión del piso humoso bajo sus pasos, de los cantos y chillidos raros de su avifauna, de sus árboles gigantes con sus líquenes pendientes como barba de chivo.

¿Todavía existe en nuestros días aquel bosque paradisíaco? Afortunadamente sí, y no sólo en los parques nacionales y reservas. Las estadísticas arrojan 14,5 millones de hectáreas de bosque nativo en Chile, de las cuales cuatro millones se encuentran en el “Sistema Nacional de Áreas Silvestres del Estado”.

Es verdad: no todos los once millones de hectáreas “restantes” se encuentran en un estado como Neruda lo hizo eterno en su prosa. La Corporación Nacional Forestal estima que 6,5 millones son potencialmente “productivas”, es decir que están intactas o poco degradadas, de manea que, con una silvicultura adecuada pueden brindar a corto o mediano plazo sus bienes y servicios en plena extensión. ¡¡Para nuestros bosques del sur eso es muchísimo potencial! Con su amplia gama de especies arbóreas y arbustivas, sólo existentes en Chile, nuestro bosque figura como “hotspot” en los mapas mundiales de biodiversidad. Con su buen crecimiento y sus extensos volúmenes acumulados, gozan de un alto aprecio a nivel internacional, aprecio que contrasta con la valoración que se les da, a veces, en nuestro propio país. La palabra potencialmente productivos nos indica que hay impedimentos que despejar y desafíos que enfrentar.

Impedimentos hay variados, los que en su mayoría se derivan de la situación económica precaria que sufre este rubro forestal frente al sector de las plantaciones con especies introducidas de rápido crecimiento. La “Ley de Recuperación de Bosque Nativo y Fomento Forestal” que rige desde el año 2008 no ha podido dar alivio al respecto – a pesar del sistema de bonificaciones para el manejo forestal del bosque nativo que instaló. No hay incentivos para mejorar la infraestructura vial, uno de los problemas más graves en las selvas pluviosas del sur. Tampoco hay subsidio para recuperar los bosques degradados – a pesar del bonito título de la ley. Y lo que se puede conseguir de ayuda se “paga” con exceso de burocracia.

Quedan entonces los desafíos. Uno es la silvicultura adecuada. Para ella se necesitan los conocimientos técnicos de los propietarios, de los consultores, contratistas y del personal de fiscalización. Hay déficit en eso, seamos honrados. Ya no se forman Técnicos Forestales en el país y los Ingenieros se forman a veces en forma “aséptica”, sin contacto con los problemas prácticos. El cuerpo de profesionales que están en ejercicio de su oficio requiere actualización de sus conocimientos a través de capacitaciones – en el caso de la silvicultura lo menos “online” posible. Sobre las facultades forestales de nuestro país recae una gran responsabilidad en este contexto; estamos conscientes de eso.

Pero el desafío no concierne sólo a los mismos forestales. Mientras la sociedad y muchos de sus representantes no vean con suficiente claridad el estrecho vínculo entre su propia salud – física y mental –  y el bienestar de nuestros bosques; mientras miren, cuando mucho, el “mañana” y no el “pasado mañana”; mientras que se dejen horrorizar  por la sobrecarga de informaciones diarias con que nos aplastan los medios sin cesar y que tienden a bajar nuestro  horizonte de mirar sólo hacia lo más inmediato, no se nos puede sensibilizar para el mensaje de este Día Internacional de los Bosques. Así, el desafío empieza un paso antes: Mantener el norte en el sentido de que nuestro futuro como sociedad se mantendrá, a través de un buen cuidado del medio ambiente, del cual nuestro bosque es uno de los principales pilares.

 

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